domingo, 27 de enero de 2008

LOS INMORTALES (1986)


SINOPSIS
Connor MacLeod es uno de los pocos supervivientes de un clan de inmortales que provienen de Escocia. Estos hombres han venido luchando entre sí durante siglos con objeto de que sólo quede un superviviente, y con ello conseguir una suprema inteligencia que sería peligrosa si cae en manos equivocadas. Los inmortales sólo pueden morir decapitados, y encuentran a los otros inmortales cruzando a través del tiempo y de toda la tierra para encontrar su próximo rival con que batirse en duelo, lo cual le otorgará a uno de ellos un paso más hacia el poder absoluto. En el día de hoy, en America, MacLeod vive una solitaria existencia, habiendo perdido a su verdadero amor hace varios siglos. El villano Kurgan, un inmortal que planea usar el poder con malvados fines, ha luchado antes con MacLeod y pretende acabar con él. Después de una victoria en un aparcamiento, contra el tercer inmortal, MacLeod sabe que ya sólo queda Kurgan, y los dos tendrán que luchar en la batalla final.

La película contiene numerosos "flasbacks" hacia el pasado, en el cual MacLeod recuerda a su primer tutor, Ramirez, el immortal que le enseñó a luchar.

SINOPSIS
Convertida ya en todo un clásico del cine fantástico contemporáneo, Los inmortales se convirtió en una película de culto para toda una generación y una de las películas míticas de mediados de los 80. Supuso entre otras muchas cosas el resurgir de un espléndido Sean Connery, que aquí interpreta a Ramírez, el inmortal que adiestrara a MacLeod y que a partir de esta película repetirá muchas veces este papel de sabio mentor (El nombre de la rosa, Sol naciente, La Roca...), y también supuso el ascenso (efímero) al estrellato del estrábico Christopher Lambert en el que sería su mejor papel (junto al de Tarzán en la magnífica Greystoke: la leyenda de Tarzan, el rey de los monos), tanto es así que se ha empeñado en repetirlo en dos desastrosas secuelas y en una (más aceptable) serie de televisión (si bien sólo hace aparición en el episodio piloto).

El director Russell Mulcahy, surgido como muchos otros del mundo de los realizadores de videoclips, consigue con esta su mejor película (ha terminado sumido en el mundo de la serie B y aunque ha realizado alguna película interesante -Ricochet, Resurrection- ninguna de ellas ha alcanzado los logros de esta, lo que posiblemente demuestra que no sabe elegir los guiones), donde destacan las brillantes transiciones entre las distintas épocas, una cuidada fotografía tanto en los excelentes paisajes de las Highlands escocesas como en las modernas ciudades, los excelentes combates (sobre todo con algo que era tan novedoso como ver brutales duelos de espada ambientados en el mundo moderno) y la magnífica inserción de la banda sonora y las canciones del mítico grupo británico Queen (habituales colaboradores en films del género como en Flash Gordon o la “nueva versión” de Metrópolis) que quedan ineludiblemente unidas a las escenas.

El guión de Gregory Widen (autor de la excelente Ángeles y Demonios) no se queda en una mera premisa interesante, una vuelta de tuerca al genero de “espada y brujería”, sino que se desarrolla brillantemente dibujándonos unos personajes arquetípicos pero no por ello menos interesantes: el sabio maestro, el alumno destinado a ser la última esperanza de la Humanidad y el malvado, uno de los mejores de la historia del cine, eficientemente interpretado por Clancy Brown (visto en Traición sin límites de Walter Hill, Cementerio viviente 2 o la serie de televisión Tierra 2), en un guión que no olvida que el malvado debe ser tan fascinante e interesante o más que el héroe. El guión también trata el tema de la soledad a la que están abocados todos los inmortales, apartados de la sociedad y de los otros inmortales (saben que los otros inmortales tarde o temprano irán a por su cabeza).

Lo dicho, interesante, sugerente y original. No está exenta de críticas y críticos, pero es una brillante muestra del género fantástico tan olvidado en estos tiempos, y nos enseña lo que puede surgir de una unión de un director, un guionista y unos actores muy inspirados (aunque para algunos de ellos fuese la última vez que lograrían alcanzar este nivel, quizás pusieron el listón muy alto).

Sólo puede quedar uno...

Escenas
* Indudablemente la escena inicial en el Madison Square Garden (en realidad rodada en Nueva Jersey), desde el brillante plano secuencia inicial hasta el fin del combate en el garaje subterráneo. Desde ese momento, ¿quién no recuerda esa escena cuando está en un garaje?.
* El enfrentamiento dialéctico entre los policías y Connor MacLeod: ¿tratan de “pillar” a un inmortal?
* La primera aparición de Sean Connery y las escenas del entrenamiento posterior. Divertidas y emotivas.
* Las románticas escenas de la vida de MacLeod con su primera esposa hasta la muerte de esta a los sones de una de las mejores baladas de Queen (escena criticable para aquellos que detestan la estética videoclip, pero que a mí me parece una de las más emotivas y conseguidas de la película).
(www.pasadizo.com)

OPINIÓN PERSONAL
Uno de mis clásicos de los 80. En ella me enamoré de Escocia y de los escoceses (los hombres con falda tienen su morbo). Vista hoy en día da un poco de pena ver a Christopher Lambert con esas playeras y esa gabardina, pero no pierde su encanto la Escocia medieval, los duelos a espadas y el malo malísimo (que ñuego hizo de bueno en varias series de la tele y no lo reconocía).
Mis momentos:
- La lucha a espadas a ritmo de Queen
- La poli, me pareció encantadora
- Sean Connery. Magnífico, no hay palabras. (Bueno, si, divertido, atractivo, se gana la película ...)
- Escocia, los paisajes, las montañas, los castillos (Estuve este verano y es así, tal cual aparece en la peli. Lo único diferente es que el castillo de Eilean Donna no es tan medieval como parece y está lleno de turistas, una pena)
- La vida de Connor con su mujer y la balada de Queen cuando se muere (Who wants to live forever, se me salen las lágrimas)
En fin, una peli que siempre es un placer volver a ver.

Ninguna de las secuelas le llega a altura de sus zapatos, aunque reconozco que estube enganchada a la serie de tv (Duncan MacLeod no estaba nada mal)

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