domingo, 10 de febrero de 2008

TROYA (2004)

SINOPSIS
A lo largo de los tiempos, los hombres han he-cho la guerra. Unos por poder, otros por gloria o por honor, y algunos por amor. En la antigua Grecia, la pasión de dos de los amantes más legendarios de la historia, Paris, príncipe de Troya (Orlando Bloom) y Helena (Diane Kruger), reina de Esparta, desencadena una guerra que asolará una civilización. El rapto de Helena por Paris, separándola de su esposo, el rey Menelao (Bren-dan Gleeson), es un insulto que no se puede tolerar. El orgullo fa-miliar establece que una afrenta a Menelao es una afrenta a su her-mano Agamenón (Brian Cox), el poderoso rey de Micenas, que no tarda en reunir a todas las grandes tribus de Grecia para recuperar a Helena de manos de los troyanos y defender el honor de su her-mano. La verdad es que la lucha por el honor por parte de Agame-nón está corrompida por su incontenible codicia ya que necesita conquistar Troya para asumir el control del mar Egeo y asegurarse la supremacía de su ya vasto imperio. La ciudad amurallada, bajo el mando del rey Príamo (Peter O’Toole) y defendida por el podero-so príncipe Héctor (Eric Bana), es una fortaleza en la que ningún ejército ha sido capaz de penetrar. Sólo un hombre se erige como la clave para la victoria o la derrota de Troya, Aquiles (Brad Pitt), considerado el más grande guerrero vivo. Arrogante, rebelde y apa-rentemente invencible, Aquiles no siente lealtad hacia nada ni na-die, excepto hacia su propia gloria. Es su insaciable ansia de fama eterna lo que le lleva a atacar las puertas de Troya bajo el estandar-te de Agamenón, pero será el amor el que finalmente decida su destino. Dos mundos irán a la guerra por el honor y el poder. Miles de hombres morirán en la lucha por alcanzar la gloria. Y, por amor, una nación quedará reducida a cenizas.

CRITICA por David Garrifo Bazan (Extracto)
Sin embargo, hay desequilibrios apreciables en demasiados aspectos de la cinta: si Eric Bana construye un Héctor excelente y ajustado, al que aporta la mezcla justa de humanidad, capacidad de liderazgo, habilidad en el combate y un admirable componente heroico, Brad Pitt no consigue darle a su personaje una mínima profundidad, incapaz de completar su espléndida caracterización física de Aquiles con algo más que esa prepotente mirada de permanente enfado con el mundo (algo que queda especialmente claro cuando tiene que mostrar una mínima emoción, como en las secuencias que comparte con Rose Bryce o con un magistral Peter O’Toole); si Diane Kruger compone una Helena tan bella como sorprendentemente correcta en su primer papel importante en el cine, Orlando Bloom es un auténtico desastre dando vida a un Paris en perpetua deriva, perdido por completo hasta que, retomando su famoso Legolas, echa mano del arco; si Brendan Gleeson es un fiero Menelao o Peter O’Toole un espléndido y juicioso Príamo, Brian Cox compone un Agamenón caricaturesco, un tópico villano, ciego de poder y ambición, del que no se comprende bien cómo ha podido unificar Grecia con esa manifiesta estrechez de miras en la práctica totalidad de sus actos

(Info extraída de LaButaca.net)

OPINIÓN PERSONAL
He puesto el extracto de la crítica anterior porque estoy totalmente de acuerdo con él. La película es estretenida, homenaje a los clásicos de sandalias y espadas. Pero lo único que merece la pena es mirar a Eric Bana (guapísimo Héctor). Ni Brad Pitt ni Orlando Bloom, los dos reclamos más fuertes, hacen nada decente en esta película. Tampoco es que sean santos de mi devoción. De Brad Pitt solo soporto al vampiro Louis en "Entrevista con el Vampiro" y al loco de "12 monos". "Leyendas de pasión" la tolero por lo romántico de la historia, pero nada más. De Orlando Bloom, no puedo decir nada, no me cae bien, menos mal que en sus películas siempre tiene como respaldo a otro actor para salvarle (Viggo Mortensen en "El señor de los anillos", Jonhy Deep en "Piratas del caribe" y el propio Eric Bana en "Troya"). No tenemos actrices femeninas, Helena es malísima (y el doblaje al castellano no ayuda en nada) y la historia entre Aquiles y la chica es totalmente inverisimil (por lo menos contado como lo hace esta película).
El resto no tiene gran cosa, un par de escenas de batalla, la primera aparición de Aquiles mantando al soldado gigante (en plan "bueno, basta de tonterías, acabemos con ésto") y el duelo entre Héctor y Aquiles, porque una ya le había cogido cariño a Héctor y encima ya sabemos cómo acaba.
Por lo demás, se salva también Ulises, me parece muy campechano. Pero al que hay que quitar es a Patroclo, el jóven primo (¿amante?) de Aquiles. Como actor el chico es pésimo y no tiene ni presencia en la pantalla.
Una de las escenas que más me hace reir (a parte de la gran cantidad de gazapos hitóricos que parece tener) es la de la gran flota de Aquiles, esos cientos (¿miles?) de barcos, todos alineaditos y ordenaditos en el mar mientras de dirigen a Troya. Como si fueran navengando con GPS y no se separan del rumbo ni medio centímetro (y sin pegarse con los remos unos con otros, vaya mérito). Me imagino el lugar de origen sin ningún arbol, todos destinados a construir barcos.

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